Las primeras cerezas extremeñas del Jerte en su variedad Navalinda están siendo certificadas. Tal y como afirma el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Cereza del Jerte, “la campaña de momento no ha empezado bien en cuanto a producción”. La causa principal de este comienzo negativo son las lluvias y tormentas de granizo que tuvieron lugar en las últimas semanas y provocaron que gran parte de la cereza temprana y de media temporada se estropeara. 

Este año se certificarán en torno a treinta o cuarenta mil kilos frente a los más de trescientos mil kilos que han sido certificados en años anteriores. Gracias a la mejora que se produce día a día de lo poco que ha quedado en los árboles, se cree que podrán llegar a los mercados con una calidad óptima.

Una vez que las Navalindas han sido certificadas, comienza la temporada de las picotas, de las cuales se estima que se salvarán en torno a un 80%.

La COVID-19 afectará menos de lo que se había pensado en un primer momento al sector. La cosecha se está llevando a cabo con cautela intentando recoger todo lo que se pueda. 

En cuanto a los mercados nacionales e internacionales, entre el 75% y el 80% de la producción de Picota del Jerte de Extremadura se destina a la exportación. La pandemia no ha afectado en apenas medidas a aquellas empresas que ya tenían clientes internacionales y contaban con un equipo de ventas especializado.

El cultivo de las cerezas en El Valle del Jerte se lleva a cabo de una manera muy natural, tradicional y sin aditivos. Ello provoca que las cerezas y picotas tenga un sabor inigualable con un alto contenido en vitaminas, oligoelementos, flavonoides, etc. Esto es bien conocido en los diferentes países europeos y mercados internacionales, que desde la primera quincena de junio hasta aproximadamente la primera semana de agosto no quieren dejar de tener entre sus productos la Picota del Jerte.

Tal es la demanda que existe sobre este producto que numerosas empresas extremeñas reciben año tras año visitas de clientes internacionales en busca de recogerles su producto en el campo. Este hecho tan positivo y alentador puede desembocar en frustraciones y pérdidas para las empresas extremeñas si no cuentan con un equipo de expertos en exportación que puedan ayudarles a mediar, así como asesorarles sobre sus posibilidades y resolución de conflictos en el proceso.

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